Stéphane Courturier es un fotógrafo francés nacido en Neuilly-Sur-Seine, al noroeste de París en 1957.

Si bien la fotografía de Bernd y Hilla Becher se caracterizaba por la documentación de instalaciones industriales desde una posición estática y rígida, registrando un elemento en un momento determinado, Stéphane Courturier juega con la transformación y la fluidez.

Comenzaría a trabajar en la fotografía en los años noventa con uno de sus proyectos más conocidos, Urban Archaelogy, en donde, tras fotografiar en diversas ciudades como Berlín, Seul, Moscú, La Habana o la propia París, elabora una serie fotográfica donde se plantea el área metropolitana como un urbanismo vivo. La geometría, con sus líneas dinámicas verticales y horizontales, las curvas y el juego con la luz y los colores  crean un entramado orgánico donde la ciudad está en constante transformación y donde la construcción y demolición se fusionan elaborando complicados estratos temporales.

Esta primera etapa serviría para sentar las bases que caracterizaría su fotografía en un futuro. La búsqueda de la fluidez en la imagen dando un paso más allá acompañado de las nuevas tecnologías y el uso de la superposición de imágenes o la larga exposición.

Esta evolución también sirve para que vaya dejando atrás una temática más urbana para centrarse en paisajes más industriales. A través de la serie Melting Point va pasando de una base arquitectónica como en Chandigarh, Brasilia o Salvador de Bahia a sumergirse por completo en la industria con las series centradas en las fábricas de Renault en Boulogne-Billancourt o la que nos gustaría destacar en este post con Melting Point: Toyota.

Cada imagen de esta serie en la fábrica de Toyota se imprime a partir de la fusión de dos momentos en el tiempo creando resultados muy abstractos pero al mismo tiempo muy detallados donde, personas,  máquinas, partes de automóviles, cables, piezas metálicas, etc. llaman de manera independiente la atención del espectador creando un escenario aparentemente descontrolado pero al mismo tiempo en completa armonía como si de una pieza musical se tratara.

Este sistema de fotografiar sirve para que el espectador se cuestione la realidad y no sepa separar la realidad de aquellas construcciones visuales más artificiales.

Melting Point, supone, en palabras del autor una respuesta a la llegada de la tecnología digital al campo de la imagen y la revolución que ha supuesto. El no conformarse con una imagen estática, sino lograr la fluidez, la hibridación, que es también el mundo en el que vivimos. No hacemos una cosa tras otra, sino que somos capaces de realizar varias cosas al mismo tiempo, por ejemplo cuando vemos la televisión mientras miramos el teléfono. Esta superposición de pantallas e imágenes forman parte de nuestra vida diaria y Stéphane Courturier trata de reflejarlo en sus fotografías.

Su obra se expone en museos de todo el mundo como el Centro Georges Pompidou, Los Angeles County Museum ,  Art Institute of Chicago, National Gallery of Canada, Musée d’Art Moderne et Contemporain (MAMCS, Estrasburgo), Daelim Museum (Corea), entre otros.

Roi Alonso Padín: arquitecto y fotógrafo de arquitectura. Miembro del jurado en la tercera edición del concurso, ingeniería industrial en la sociedad.